(Just for lowercase)
Parece que hace muchos siglos, un tal Julio César (sí, el que tenía dos nombres y ningún apellido) tenía que mandar un mensaje con información re top secret a algún otro romano, entonces quiso asegurarse de que ningún ser humano —excepto el destinatario, claro— supiera qué decía ese mensaje. Y como donde hay una necesidad nace un algoritmo, el tipo inventó la primera técnica de encriptación, y se llevó todos los laureles.
¿Y cómo lo hizo? El cifrado César es una técnica de cifrado por sustitución donde cada letra del texto original es desplazada un número fijo de posiciones en el alfabeto. Por ejemplo, con clave 3, la 'a' se convierte en 'd', la 'b' en 'e', y así sucesivamente.
Para desencriptar sin conocer la clave, se prueban todas las posibilidades (hay solo 25 claves posibles), lo que hace este cifrado muy fácil de romper pero perfecto para aprender conceptos básicos de criptografía.
Esta implementación solo funciona con letras minúsculas, manteniendo intactos espacios, números, símbolos y caracteres acentuados. ¿Por qué? Porque me pintó hacerlo así, pero hay muchas maneras de implementarlo.
El desafío es: ¿se te ocurre otra manera de encriptar mensajes?